Las Brujas: pioneras del feminismo
Buenos días Violeteras y Violeteros.
En vísperas de festividades tan señaladas como son Halloween, el Día de los Muertos o nuestro más allegado Día de los Santos, nos llevamos algún que otro sustillo con el resurgir de fuerzas tenebrosas y oscuras. Así que aprovechando estas fechas vamos a analizar uno de los personajes de la historia y cultura popular asociado al terror, lo maligno, tenebroso y el sexo femenino........ya imagináis a que nos referimos..¿no?.
Si, Violeteras/os, hablemos de brujas dando al tema de hoy una perfectiva histórica y feminista...pero en primer lugar ¿qué significado tiene la palabra bruja para nosotros/as?.
La RAE define la palabra bruja como:
1. f. Mujer que, según la opinión vulgar, tiene pacto con el diablo y, por ello, poderes extraordinarios.
2. f. lechuza (‖ ave rapaz).
3. f. En los cuentos infantiles tradicionales, mujer fea y malvada, que tiene poderes mágicos y que, generalmente, puede volar montada en una escoba.
4. f. coloq. Mujer fea y vieja.
5. f. Cuba. Tatagua. (RAE).
Haciendo un breve resumen sobre esta definición podríamos decir que se calificaba como bruja a la mujer que no encajaba dentro del rol establecido para su sexo, que poseían conocimientos o habilidades asociados a lo oscuro y cuyas actitudes eras descritas como malvadas o perversas. O sea la imagen calcada de la bruja de Blanca nieves........
Los siglos XVI y XVII son especialmente reseñados en lo que se refiere a las brujas ya que se produjeron los conocidas como”Juicios de Brujas” o“Caza de Brujas”, donde Inquisición y Reforma se cebaron con estas mujeres. Se puede afirmar que fue el mayor feminicidio institucionalizado de la historia llegando a torturar, acusar y asesinar a entre 50.000 y 100.000 brujas (algunos también hombres) por desarrollar “artes oscuras” asociadas al diablo.
Siendo realistas, la verdad que se escondía detrás de esta caricatura e invención de la bruja es que eran mujeres empoderadas que desempeñaban labores de: sanación o curación al margen de la fe religiosa, poseían conocimientos médicos y ginecológicos, ejercían su sexualidad sin fines reproductivos, eran señaladas por convivir en un núcleo familiar matriarcal o, simplemente, por organizarse en pequeños grupos de mujeres donde eran capaces de establecer lazos colectivos que les concedían mayor autonomía con respecto al hombre. En definitiva, mujeres que pretendían romper las cadenas del patriarcado, buscar reconocimiento, obtener mayores cuotas de libertad, desarrollar sus conocimientos o habilidades y ser dueñas de sus vidas y de sus cuerpos.
Silvia Federici, escritora y activista feminista, afirma en su libro “Calibán y la bruja”, que la caza de brujas fue un elemento fundacional del capitalismo que supuso el nacimiento de la mujer sumisa. El cambio de modelo social y económico impuso la división sexual del trabajo y, con ello, una concepción devaluada de la posición social de las mujeres, ahora en subordinación al hombre.
En nuestra cultura este personaje sigue siendo esa caricatura grotesca, fea, vieja y perversa que una vez el patriarcado se encargó de formar; un personaje que provocaba miedo, peligro y sobretodo inseguridad y que sigue perdurando hoy, asociado a la mujer “mala” o libre. Las “mala artes” de la bruja pusieron en duda ese sistema de dominio y poder del hombre, por ello fueron acusadas y asesinadas, y por ello nosotras, sus nietas, brujas renovadas, reclamamos y hacemos nuestra su imagen. La imagen de una mujer autónoma, sabia, empoderada y símbolo del feminismo mundial.
Por todo esto hoy, Las Violeteras, reivindicamos la figura de la bruja como símbolo pionero del movimiento feminista.
“Seguimos siendo las nietas de todas las brujas que no pudiste quemar”.